Una de las más típicas subidas que se pueden realizar en el País Vasco es la subida al Monte Gorbea, la montaña más alta de Vizcaya. Se trata de una ascensión de preciosas vistas. La aproximación a la base es un camino muy bien marcado sin demasiado desnivel. Una vez en la base, la ascensión hasta la cumbre se endurece, con rampas, sin ningún tipo de dificultad técnica, pero con desniveles del 45%.
La salida la realizamos desde el aparcamiento de Pagomakurre. Como es costumbre, los fines de semana el parking está completamente lleno. El tiempo no acompaña con fuertes rachas de viento, que nos hace pensar que no conseguiremos lograr nuestro objetivo. ¡Veremos!


La primera parte de la ruta discurre por una pista de piedras, con increíbles vistas a otros montes vascos, dejando a nuestra derecha el macizo de Itxina.








Según vamos ascendiendo deberíamos ir contemplando en el horizonte el Gorbea, y su «hermano pequeño», el Aldamin, pero las nubes impiden que podamos deleitarnos con las vistas. ¡Mala pinta!

Por el camino, tenemos zonas estrechas e incómodas, situadas al lado de una pared rocosa, sin demasiada dificultad pero que mojado tenemos que ir con precaución.
Mas adelante llegamos a un pequeño hayedo, donde se encuentra el refugio de Egiriñao. Esta es la base del monte desde donde comenzaremos las rampas más duras.


El primer tramo es a través de una canal repleta de rocas con un desnivel bastante grande hasta llegar al collado de Aldamiñoste. ¡Ánimo!

Una vez superado este tramo, giramos a nuestra derecha cambiando el terreno de rocoso a hierba. Nos queda un último gran esfuerzo con un desnivel del 45% hasta llegar a la cumbre. Durante la subida, comenzamos a divisar la espectacular cruz que corona la cumbre, aunque los fuertes vientos apenas nos dejan abrir los ojos.




Tras un último esfuerzo final llegamos a la cumbre, con una impresionante cruz frente a nosotros que nos recuerda a la Torre Eiffel. ¡Prueba superada! ¡Máquinas!
Estamos ante una estructura construida en 1907, con una altura de 17,23 m. Los cimientos de la cruz que dan al Norte y Este, están en suelo vizcaíno, mientras que los pies Sur y Oeste en suelo alavés. Debajo de la cruz podemos encontrarnos a la Virgen de Begoña. Junto a la cruz, encontramos un buzón cimero y otra mesa de orientación, que indica la localización de las innumerables cimas.





El viento es espectacular. No podemos prácticamente ni mantenernos en pie. A duras penas nos movemos por la amplia cima, pudiendo contemplar en los 360° de panorámica vistas absolutamente impresionantes. ¡No aguantamos ni 5 minutos!

La bajada la realizamos exactamente por el mismo camino de la ascensión con vistas espectaculares, gracias a que las nubes se han disipado.


Un día espectacular con unos organizadores increíbles que nos han hecho disfrutar de una tierra que nos ha dejado sin sentido.
¡Muchas gracias por vuestra hospitalidad!
Nos vemos en la montaña…