De nuestro Corresponsal:
Francisco Rodríguez Nieto
Llevamos dos días por las Rías Baixas. Empezamos saliendo de Santiago con rumbo a las dunas de Corrubedo, una zona muy original. Dejamos la caravana algo inquietos en el parking, pues era un suelo muy arenoso y teníamos dudas de cómo saldríamos luego. Y es que en las cuestas pronunciadas o en terrenos así, te acuerdas de que no estás viajando con tu coche pequeñito. Viendo ese sitio nos preguntábamos cómo podría haber una playa a poco más de un kilómetro, cuando todo lo que veíamos era un pinar.
Más adelante entre los Pinos se empezaban a distinguir las dunas donde estaba todo desierto. Por fin, llegamos a una playa increíble, con un agua transparente que invitaba a tirarse corriendo, aunque cuando metías un pie más bien querías correr en dirección contraria. Y allí pasamos un estupendo día playero disfrutando del baño, paseos y un buen libro.
De este lugar salimos con sentimiento agridulce, porque aunque habíamos pasado un gran día, pero por la tarde vimos cómo se iniciaba un incendio en una colina cercana que consumió toda la ladera, ¡una pena!