Rutas por los Alpes (v): caminando por «Mer de Glace»

Una de las aventuras más excitantes que no podemos perdernos cuando venimos a los Alpes en Chamonix, es caminar por el fabuloso glaciar Mer de Glace. Se trata de uno de los lugares más impresionantes del Valle de Chamonix. No en vano es el glaciar más grande de Francia con 7 km de largo y 200 metros de profundidad. Aunque este dato es muy relativo, debido al rápido deshielo que está teniendo lugar en él, debido al imparable Cambio Climático.

Tomamos el tren en una pequeña estación cerca de centro de Chamonix, que nos llevará a la estación de Montenvers, punto de salida de nuestra ruta. Este ferrocarril fue la primera construcción del valle en 1908 con fines principalmente turísticos. La estación de Montenvers se encuentra a 1903 metros de altitud. Desde este punto, donde hay situadas varias zonas de ocio, cafeterías y restaurantes podemos disfrutar de las mejores vistas del glaciar. Alrededor de nosotros visualizamos algunas de las cumbres más prestigiosas de los Alpes: les Drus (3754 m), les Grandes Jorasses (4205 m), l’Aiguille du Grépon (3482 m). Indescriptible.

Tenemos varias formas de descender al propio glaciar. A través de un pequeño funicular y luego una escalera de 400 escalones o a través de una larga ferrata de más de 100 metros pegada a la pared para los más intrépidos. Tanto las escaleras como la ferrata se han ido ampliando año tras año debido al rápido descenso del nivel del glaciar.

Imagen histórica del Hôtel de Montenvers y la Mer de Glace año 1900. Crédito Auguste Couttet

Decidimos bajar por las escaleras normales. Unos carteles con la altura del glaciar nos dan cuenta de la magnitud del deshielo acelerado que se está produciendo en los glaciares de los Alpes. Predecimos que en no demasiados años no harán falta escaleras para bajar al glaciar. Simplemente no habrá glaciar.

Una vez abajo, nos encontramos con una fantástica cueva de hielo excavada por debajo del glaciar. Curiosa. Debido al movimiento del glaciar, se mueve de manera natural, la gruta ha de reformarse de nuevo cada verano.

Desde la puerta de la cueva, caminamos hasta el medio del glaciar, para comenzar a subirlo. Estamos en la morrena terminal, con gran número de crevasses (líneas de fractura en la masa helada de un glaciar) y seracs (crevasses entrecortadas formando una acumulación de bloques o columnas de hielo en equilibrio inestable), por lo que debemos avanzar con mucho cuidado. Pasando este tramo las condiciones del hielo son excelentes por lo que el avance es bastante rápido y sin necesidad de crampones.

Las sensaciones son increíbles. Estamos caminando sobre una masa de hielo de dimensiones descomunales, que se mueve continuamente a una velocidad media de 90 cm al año. La gran cantidad de rocas de distintos tamaños caídas a la superficie debido a la brutal erosión hace que podamos avanzar fácilmente sin resbalarnos. Es algo mágico avanzar por esta placa de hielo. Estamos disfrutando como niños. La cámara de fotos de nuestro móvil no deja de disparar fantásticos recuerdos.

Por el camino encontramos lugares donde se está midiendo el espesor del hielo en las crevasses.

Seguimos avanzando por el glaciar hasta un punto en el que se divide en el glaciar de Tacul y el glaciar de Leschaux. Estos dos glaciares abastecen de hielo al gigantesco Mer de Glace. En este punto, al juntarse los dos glaciares hay muchísimo material rocoso, grietas y seracs por lo que debemos estar bastante atentos. Decidimos continuar avanzando por el glaciar de Leschaux hasta el refugio del mismo nombre. Por el otro era bastante más complicado por la cantidad de grietas y seracs.

Por este tramo el avance es más complicado por la cantidad de rocas acumuladas sobre el tremendo bloque de hielo. Unos hitos de color rojo nos indican el camino. El glaciar está vivo, y su movimiento provoca la caída de rocas por las grietas, con los correspondientes sustos asociados. Por nuestros laterales observamos gigantescas cascadas originadas por pequeños glaciares colgantes situados a mayor altitud.

En este punto nos damos aún más cuenta del impresionante deshielo que se está produciendo en estas alturas y que acabará por hacer desaparecer los glaciares de los Alpes. Miles de ríos están haciendo que el deshielo sea más rápido.

Para subir al refugio de Leschaux (2431 metros) hay que trepar por unas escaleras de más de 100 metros ancladas a la roca. Este refugio es propiedad del CAF (Club Alpin Français) de Chamonix. Hace no muchos años no hacía falta nada para acceder a este refugio. Lo dejamos para los más aventureros.

Después de reponer fuerzas, deshacemos nuestros pasos hasta volver a la estación de Montenvers. En este camino de vuelta nuevos derrumbes nos provocan cierto temor. El glaciar está en continuo movimiento, dibujando la silueta del futuro valle.

¡Espectacular!

La más preocupante de esta ruta es comprobar en directo los pocos años de vida que le quedan a estas magníficas fuerzas de la naturaleza. El cambio climático está provocando que estos glaciares desaparezcan en pocos años. Y poco parece que podamos hacer para evitarlo.

¡Lástima!

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