Después de nuestro día de relativo descanso nos vamos en coche hasta Suiza. Ciento treinta kilómetros, para contemplar una de las montañas más fotografiadas del mundo, el pico Matterhorn o Monte Cervino. Esta montaña se sitúa en la frontera entre Italia y Suiza, de ahí que tenga esos dos nombres, Monte Cervino en italiano y Matterhorn en alemán.
Nuestro guía local, ¡Gracias Pablo!, nos cuenta que las mejores vistas de este coloso de 4478 metros de altura y quinto pico más alto de Los Alpes, se encuentran cerca de la localidad suiza de Zermatt, en una loma denominada Höhbalmen. Así que hacia allí encaminamos nuestros pasos… Zermatt tiene una curiosa peculiaridad y es que sólo pueden circular coches eléctricos para evitar la polución. Es una medida ejemplar, notándose muchísimo en la calidad del aire. Por lo tanto, como nuestro coche aún no es eléctrico, lo dejamos en la población de Täsch. Allí tomamos un taxi hasta nuestro punto de salida en Zermatt. Otra posibilidad para acceder al pueblo hubiera sido coger el ferrocarril en esta misma localidad de Täsch. Alrededor de esta comuna se encuentra la enorme estación de esquí de Zermatt y Breuil-Cervinia.
Comenzamos la ruta en la iglesia del pueblo (1644 metros) acompañados de una tradicional música Suiza. El primer tramo transcurre con una fuerte pendiente de 700 metros de desnivel en 3 kilómetros, entre un bonito bosque de coníferas, que nos acompaña hasta la Posada de Trift (2337 metros), pasando por el refugio Edelweiss. En todo momento circulamos por sendero perfectamente señalizado. Desde este punto podemos contemplar una zona de increíbles glaciares, situados a más de 3000 metros de altitud.
Seguimos ascendiendo otros 300 metros a través de unas zetas hasta llegar al punto más alto de nuestra ascensión, la loma Höhbalmen (2669 metros). A nuestra izquierda contemplamos el fantástico glaciar Gorner y justo enfrente la vista del Monte Cervino y lo poco que queda de su glaciar. Es indescriptible. Sobran las palabras, simplemente admirar esta increíble obra de la naturaleza.
Al mirar el glaciar del Cervino, de nuevo nos damos cuenta de los estragos que está originando el cambio climático en esta altitud.
Después de hacernos las correspondientes miles de fotos continuamos por la ladera norte enfrente del Cervino. El camino ahora es muy cómodo y las paradas para hacer fotografías son continuas. Al final de esta ladera, después de contemplar otros impresionantes glaciares, descendemos al valle formado por el glaciar, siguiendo el curso del río Smutt, hasta un pequeño pueblo típico con el mismo nombre (1939 metros de altitud), pasando por prados verdes suizos. Desde aquí, bajamos de nuevo a Zermatt, para finalizar esta fabulosa ruta.
Por supuesto, realizamos un bonito paseo recorriendo la calle principal de Zermatt, donde encontramos multitud de tiendas un magnífico ambiente, para dar por concluida otra preciosa jornada de nuestra estancia en los Alpes.