El pasado mes de octubre durante una semana los alumnos de 1º de Bachillerato tuvieron la oportunidad de participar en el Proyecto «Recuperación y utilización educativa de pueblos abandonados», organizado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Del 7 al 13 de octubre los alumnos del Colegio Ntra. Sra. del Carmen visitaron el pueblo de Búbal (Huesca) en pleno corazón del Valle del Tena. Estuvieron acompañados por los alumnos del Instituto CAP de L’aljub de Santa Pola (Alicante) con quienes compartieron muy buenos momentos y experiencias.
En la década de los años 60 los habitantes de Búbal se vieron obligados a abandonar sus casas, ya que sus campos de cultivo y por tanto principal motor económico, se vieron afectados por la construcción de una presa. En el año 1984 se puso en marcha el Programa de Recuperación y Utilización Educativa de pueblos abandonados. Desde entonces escolares de diferentes puntos del país acuden a Búbal semanalmente con el fin de reconstruir y conocer el modo de vida rural y subsistencia en la naturaleza.
De lunes a viernes y durante la primera hora del día se realizaban los tajos. Los tajos consisten en actividades de mantenimiento de las instalaciones del pueblo, alimentar a los animales, cortar leña, mantener limpia la depuradora, etc. De esta manera los chavales aprenden y se conciencian sobre modos de vida saludables y respetuosos con el espacio rural y natural.
El resto de la mañana los alumnos realizaban diferentes talleres.
Para completar la formación que los chicos reciben durante estos días, las tardes del lunes y del miércoles se realizaron excursiones por el valle. El lunes visitaron el pueblo abandonado de Polituara y el miércoles realizaron una pequeña ruta hasta la localidad de Hoz de Jaca.
Las actividades de formación fueron completadas con actividades lúdicas y divertidas, algunas de las mejor valoradas fueron el juicio a Orosia o los juegos populares en la plaza del pueblo.
La experiencia que hemos vivido los alumnos que hemos ido a Búbal (tanto los de aquí como nuestros compañeros de Alicante) es una de las que no vamos a olvidar.
Ha sido una semana de desconexión con la tecnología, permitiéndonos apreciar el sitio en el que estábamos y sus paisajes. Hemos aprendido tanto valores como a apreciar lo que nos rodea, dándonos cuenta de que nuestra vida cotidiana es mucho más fácil de lo que pensábamos.
Algún momento de conexión si teníamos…
Nos hemos dado cuenta de lo gratificante que resulta a veces dejar las comodidades a un lado y hacer cosas con tus propias manos, ver el resultado y que contribuyes a algo bueno, y además hemos establecido amistades que no habrían sido así de no estar allí, y de las que estamos totalmente agradecidos, como al igual que lo estamos de los monitores y de los profesores que nos acompañaron.
Fueron muchos momentos que perdurarán en nuestra memoria, y que ojalá muchos más tengan la oportunidad de vivir.