Este fin de semana nos hemos trasladado a La Selva de Irati. Se trata de un bosque situado entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos incluida una parte de Francia. Está situada en el valle del río Irati, entre los Montes de Orzanzurieta y Roncesvalles al oeste, y el Monte Orhi al este. Por el sur encontramos la Sierra de Abodi.
Es uno de los mayores y mejor conservados bosques de hayas y abetos de toda Europa junto con la Selva Negra de Alemania. Toda la Selva de Irati es una ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) y dispone de distintas Reservas Naturales. Tiene una extensión de aproximadamente 17.000 ha.
Salimos del Camping Urrobi donde nos alojamos durante todo el fin de semana, en dirección a la base del monte Menditxuri («monte blanco» por ser el primero que se cubre de nieve en la época invernal). Cogemos dirección al pueblo del Espinal por un sendero bien marcado paralelo a la carretera.
Cementerio Celta
En este pueblo hay construcciones realmente bonitas.
Desde el final del pueblo podemos contemplar el monte Menditxuri que vamos a subir. A lo lejos divisamos un SOS en la ladera del cerro. Los vecinos lo han colocado como símbolo de protesta debido a que el Gobierno de Navarra ha decidido construir varias canteras a lo largo de las lomas. Estas canteras proporcionarán riqueza al Gobierno, pero dejará una profunda huella en el monte.
A medio camino del pico nos encontramos con un Bunker de la línea P. Llamada oficialmente Organización Defensiva del Pirineo, la guía nos contó que fue construido para evitar que los maquis (guerrilleros antifascistas de resistencia en España) penetraran en el territorio español. Esta linea estaba compuesta por 10.000 búnkeres.
Después de un par de kilómetros caminando entre pastos, giramos a nuestra izquierda para adentramos en un profundo y enigmático hayedo. A las hayas les gusta la niebla y la humedad, temperaturas no muy frías y tener las raíces superficiales. Llegaron por el Ebro hace 3000 años y desde entonces pueblan nuestros montes.
También nos llama la atención la cantidad y variedad de setas que nos encontramos en nuestro camino.
Parte de la subida resulta complicada por la cantidad de vegetación existente. Las vistas son cada vez más espectaculares. Una vez en la base del monte los más valientes subieron al pico directamente mientras que el resto subimos por el Collado.
Las vistas desde arriba son increíbles, contemplando Francia y España sin más que girar cabeza. Después de bajar el pico pasamos a Francia durante un breve espacio de tiempo para volver rápidamente de nuevo a España.
Foto de grupo
Algunas estaban realmente emocionadas de volver a la tierra patria.
Desde aquí bajamos al pueblo de Burnete entre bosque de hayas y arces.
Me gusta mucho este artículo, es muy bueno.