Con la llegada de la primavera y como en años anteriores las castañas y bellotas sembradas el pasado otoño empezaron a germinar. La alegría de los niños es general al ver como después de meses esperando por fin, un pequeño árbol empieza a brotar.
Las elevadas temperaturas de esta seca primavera no están ayudando mucho a nuestros pequeños plantones y algunos, pese a los riegos semanales, terminan por secarse y morir. Los niños asumen la dificultad que supone recrear en las aulas las condiciones naturales ideales para que los árboles prosperen y después de tantos años sembrando bellotas saben sobradamente que no todas nacerán y que muchas de las que nacen morirán en el difícil proceso de adaptación a las condiciones ambientales de las aulas.
Esperemos que los chicos sigan teniendo todos los años la misma ilusión año tras año a la hora de sembrar sus semillas y que valoren su aportación a la conservación y mejora del medio ambiente.
Julio