Bajo una lluvia persistente y un considerable viento, salimos de ruta desde el pueblo de Casillas cerca del Tiemblo en Ávila. Después de unos pequeños problemas técnicos, que hizo que nos mojáramos más de la cuenta al principio, comenzaba esta increíble ruta.
Comenzamos a subir la empinada ladera rodeados de un bosque de magníficos pinos hasta llegar al puerto de Casillas. La lluvia fue la protagonista de este primer tramo en el que lamentablemente tuvimos que lamentar alguna baja. En este punto, la lluvia se había convertido en agua nieve y el suelo se había cubierto con una blanca capa.
Había que decidirse entre subir o no al pico Travies. Lamentablemente las inclemencias meteorológicas nos ganaron y emprendimos camino hacia el Pozo de las Nieves. Para entonces el agua-nieve se había convertido en hielo y la sensación térmica había descendido varios grados. La bajada fue impresionante. Sensaciones encontradas entre los que admiraban el increíble paisaje esculpido por la nieve y aquellos que estaban tiesos de frio con el hielo cortándoles la cara. Avanzamos a través de la vegetación típica de alta montaña, pastos con ganado, helechos, todo ello cubierto de una preciosa capa de nieve.
Al llegar al Pozo de las Nieves todos agradecimos su resguardo. Se trata de una construcción de piedra utilizada hasta el siglo XX como depósito de nieve en invierno para utilizarla en verano. Aunque al introducirnos en su interior las intensas corrientes no nos dejaron disfrutar de las suculentas viandas que habíamos llevado, todos repusimos las fuerzas perdidas. Al salir de nuevo al exterior las condiciones meteorológicas seguían siendo extremas. Niebla intensa metiéndose en nuestros huesos aunque sin precipitaciones de importancia.
Al poco, en la bajada hacia la zona Recreativa de Las Barracas, entre numerosos bolos graníticos, el tiempo nos dio un respiro. La niebla subió ligeramente y las precipitaciones desaparición. En la bajada pudimos contemplar los impresionantes robles (Quercus Pyrenaica) y los pinos resineros (Pinus Pinaster), dañados por la extracción de la resina. También pudimos contemplar unos fantásticos ejemplares de caballos emocionados al vernos pasar.
A mitad de camino nos encontramos con el Refugio de Majalavilla justo antes de presentarnos ante el monumental castaño denominado “El abuelo” de más de 500 años de edad. Aquí nos sacamos la foto de grupo.
Después de presentarle nuestros respetos, continuamos camino, ahora bajo unos tímidos rayos de Sol hasta llegar de nuevo a Casillas. En el sendero de vuelta pudimos observa como el monte estaba vallado por la cerca de un coto de caza. Yo me quede con la duda de saber ¡quien pone cercas al campo!
Abajo nos esperaban nuestros compañeros y de nuevo un tremendo chaparrón que nos despidió del lugar.
De nuevo un intenso día con los amigos del Grupo de Senderismo de Arroyo donde las ganas de aventura vencieron a toda inclemencia meteorológica.