Y tras una semana llena de momentos compartidos llegó el triste final. Nos hemos despertado al ritmo de atrévete te te una vez más, pero sonaba diferente: a despedida.
Mientras recogimos pasaban por nuestras cabezas todos los recuerdos de estos días. Y con una sensación agridulce hemos ido a desayunar, donde hemos dado un regalo a nuestros compañeros de Oropesa de Toledo.
Nos hemos despedido junto a promesas de volver a vernos y con invitaciones de ambas patres para visitarnos.
En resumen, ha sido una experiencia inolvidable donde hemos descubierto a nuevas personas y a nosotros mismos.
¡24 alumnos, 24 tajos!
¡Muy recomendable!