Subida hasta Cabaña Verónica

Viendo que no llegaban las nieves este año y a la espera de poder pisarla en breve, este fin de semana nos hemos ido al Macizo Central de Picos de Europa, a quitarnos el gusanillo de montaña y hacer una ruta que nos llevará hasta el pequeño refugio de Cabaña Verónica, gestionado por un antiguo alumno del colegio.

La salida la realizamos desde Fuente Dé,  y como nos encontrábamos con fuerzas, después de un verano relajado, decidimos no tomar el teleférico y subir «a pata» los 750 metros de desnivel de esta pared casi vertical. Desde abajo parece imposible subir por esa pared vertical, pero existen varias rutas que nos pueden llevar hasta la cumbre.

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Las primeros rampas parecen fáciles, perfectos para ir calentando. Este tramo es común con el de los Tornos de Liordes, el Canal de la Jenduda y el Canal del Hachero-Butron. Nosotros elegimos este ultimo para completar la subida al mirador.

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En el ascenso pasamos por un pequeño manantial origen del río Deva y contemplamos los restos de una antigua instalación minera y las casetas donde vivían los operarios.

Pronto el sendero se pone más vertical lo que hace que la ascensión, a través de la Canal elegida, sea realmente dura. Las vistas durante la ascensión y desde la plataforma superior del teleférico son increíbles.

Una vez arriba y después de un pequeño descanso continuamos nuestro camino hacia el refugio. El paisaje es completamente distinto. Parece que nos hayamos trasladado a otro planeta sin ninguna vegetación y completamente rocoso. La meteorización y la erosión del agua en forma de hielo y las bajas temperaturas han hecho estragos en Picos de Europa. La ascensión es menos pronunciada aunque de relativa dureza. El sendero está perfectamente marcado aunque lleno de rocas que complica nuestra subida.

Y por fin llegamos a nuestro destino: el Refugio de Cabaña Verónica. Estamos a 2325 metros de altitud debajo de Pico Tesonero.

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Carlos, nuestro antiguo alumno y el responsable del refugio, nos cuenta que «Tiene una capacidad para seis plazas en literas y es propiedad de la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada. Está dotado de víveres, una cocina de gas, botiquín, una camilla especial para evacuación de accidentados y de una emisora de radio perteneciente a Protección Civil. No existe fuente de agua cercana.  Este peculiar refugio-vivac, de tan solo 9 metros cuadrados, es muy conocido entre los montañeros de Picos de Europa al ser el refugio guardado existente a mayor altura de la Península Ibérica.  Su instalación parte de una idea del ingeniero bilbaíno Conrado Sentíes y de su amigo el arquitecto Luis Pueyo, que en 1961 animaron a Julián Delgado Úbeda, presidente de la Federación Española de Montaña, a comprar una de las cúpulas antiaéreas del portaviones americano Palau, veterano de la guerra del Pacífico, que estaba siendo desguazado en la dársena de Sestao, para desmontarla, trasladarla a lomos de mulo y colocarla en este enclave pétreo y sin agua. 

Su vida aquí es bastante dura, teniendo que soportar  bajísimas temperaturas por las noches y en los meses de invierno. Aún así, le compensa esta vida en plena naturaleza y el contacto con miles de montañeros que pasan por este refugio a lo largo del año. ¡Gracias Carlos por tu hospitalidad!

La vuelta la realizamos por el mismo camino de subida  La bajada desde el mirador es bastante complicada y nos lleva el mismo tiempo que la subida.

Un nuevo reto logrado gracias a la ayuda de Los Montañeros de «El Carmen».

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