La ruta la comenzamos en la localidad de Liegos. Salimos del pueblo por una pista en dirección a Lois caminando por ella sin ninguna dificultad entre prados, rodeados en todo momento por la persistente niebla.
Caminaremos durante algunos kilómetros adentrándonos en el Valle de San Pelayo, con varias edificaciones y barreras para el ganado en los laterales del camino. Los árboles están cubiertos de muérdago, un arbusto que vive parásito sobre los troncos y ramas de otros árboles.
A los 5 km giramos a la izquierda donde cruzamos un puente que nos sitúa frente a una verja metálica con una pequeña puerta a su derecha.
Aquí comienza la ruta propiamente dicha entre un precioso bosque de hayas que la niebla convierte en un lugar mágico. Con una fuerte pendiente vamos transitando por el camino en buen estado que va serpenteando mientras vamos ganando altura y la niebla va desapareciendo.
Pasada una pequeña fuente, dejamos el camino para comenzar la senda que nos llevará hacia el «Yordas». Hay un cartel clavado en un árbol que indica «Al Pico Yordas o Borín«.
Según vamos ganando altura la niebla prácticamente ha desaparecido y se acumula en la parte baja del valle, dejando unas vistas espectaculares. Podemos contemplar una bonita panorámica del valle cubierto por una espesa capa de niebla y los vecinos Picos de Europa al fondo.
La senda nos conduce a un paso entre dos grandes peñascos por el que accedemos a una amplia canal que sube buscando el collado Baulloso. Desde aquí ya podemos contemplar nuestro objetivo. Los hitos nos conducen hasta un pequeño collado que vemos un poco más arriba y a la izquierda del collado Baulloso. Desde este pequeño colladín ya vemos claramente la cima del Yordas que alcanzaremos sin mayores problemas.
¡Las vistas desde este pico son increíbles!
Macizo Central de Picos de Europa, escoltado por sus compañeros el Macizo Oriental y el Occidental.
Pico Espigúete
Pico Gilbo
Peñas Las Miras
Para la bajada, volvemos de nuevo al collado Baullosos y rodearemos completamente por el otro lado este magnífico pico, adentrándonos de nuevo el hayedo y tomar la pista que nos llevará al pueblo de Burón.
Todas las ramas de los hayedos están recubiertas por líquenes, una asociación estable entre un hongo y un alga, que viven una relación en que ambas se necesitan y se benefician la una de la otra, hasta el punto de que sin su simbionte no podrían sobrevivir separadas. Los líquenes son bioindicadores naturales, no toleran la contaminación porque obtienen la mayor parte de los nutrientes a partir del aire y del polvo, siendo los mejores indicadores de la polución.
Durante la bajada podemos disfrutar de alguna vista del pantano de Riaño, gracias a que la niebla ha ido levantando.