La educación es muy importante para el desarrollo sostenible, ya que todos somos responsables de nuestras propias acciones y el impacto que tienen. Tenemos que aprender y comprender el efecto y la importancia de adoptar comportamientos sostenibles, y como compartir este conocimiento. Podemos ser sostenibles con hábitos simples en nuestra vida diaria, como apagar las luces, electrodomésticos, grifos o la calefacción cuando no es necesario. También respetando a nuestros entornos naturales y urbanos o buscando alternativas para la reutilización o reciclaje de residuos. La sostenibilidad puede darse igualmente en todas las esferas de nuestra vida, como en la sanidad, el arte, nuestro patrimonio o la cultura, por citar algunos. Es increíble en la cantidad de ámbitos en los que podemos actuar para, con simples gestos, hacer que nuestro planeta este más equilibrado, y que nuestras futuras generaciones puedan disfrutarlo como nosotros lo recibimos de herencia de nuestros antepasados.
En el ámbito educativo también podemos aportar nuestro granito de arena para conseguir que nuestra sociedad sea más sostenible. Todo el mundo piensa que un colegio no puede ayudar demasiado al concepto y que todo se reduce a concienciar a nuestras futuras generaciones del cuidado y la conservación de nuestro entorno. Reducir el consumo de papel en las aulas, reutilizando cuando sea posible y reciclando es una forma. Apagando las luces al salir del aula o aprovechar la energía de los radiadores pueden ser otras medidas para que nuestros escolares aprendan a ser más sostenibles.
Sin embargo, la huella educativa es bastante más profunda…
En los últimos años se han puesto de moda en las aulas a través del enorme avance tecnológico que estamos sufriendo y a la sociedad de la información en la que vivimos, los trabajos on-line o en nube que dicen nos ayudarán a reducir considerablemente nuestra dependencia de las materias primas básicas. Los estudiantes ahora envían sus trabajos a través de la web ahorrándonos todo el papel que usábamos antes. El envío de correos electrónicos o a través de la plataforma educativa de los centros educativos a los padres evita también un gran consumo de papel correspondiente a los comunicados. Por otro lado, la gran proliferación de cursos on-line también ayuda a evitar la emisión de toneladas de CO2 a la atmósfera gracias a que evita el desplazamiento de los alumnos a los correspondientes centros de formación. Son muchos los ejemplos que podemos encontrar para conseguir que nuestro centro sea más respetuoso con el medio ambiente.
Pero no es oro todo lo que reluce…
Toda la reducción en emisiones o de consumo de materias primas que se producen por las propuestas anteriores, se ven empañadas por el enorme consumo de electricidad que producen nuestros ordenadores y los servidores de Internet donde se alojan nuestros e-mails o nuestras plataformas.
¿Estamos siendo realmente sostenibles con nuestra sociedad en nuestros Centros Educativos con estas medidas? ¿No estaremos realmente, sin darnos cuenta, incrementando nuestra huella en la naturaleza? ¿Cómo será el consumo de materias primas en un futuro no muy lejano?