Antes de pretender cuidar el medioambiente es necesario que primero respetemos a nuestra propia naturaleza humana y por lo tanto a nuestros semejantes. Sin esta premisa, será muy complicado que después queramos parecer “ecologistas”.
Para ello, desde el colegio, como todos años, celebramos el “Día Escolar de la Paz y la No Violencia”. Este curso, los objetivos que nos planteamos fueron los siguientes:
- Concienciar al alumnado sobre los valores de la tolerancia, el diálogo y la participación social como medios para la educación para el conflicto.
- Fomentar el diálogo espontáneo sobre los gustos individuales y las diferencias entre las personas, favoreciendo la autoestima y la tolerancia.
- Expresar situaciones en las que se generen pequeños conflictos, dando soluciones a ellos y expresando «las palabras» que sirven para hacer las paces.
- Tomar conciencia de que los creyentes de otras religiones, a su modo y manera oran a Dios pidiendo lo mismo que nosotros: Paz y Reconciliación en nuestro mundo como fruto de la Justicia.
Enlazando con nuestro lema de principio de curso “Cascada de ideas” se realizará una lectura y reflexión del cuento “Una gota de agua”, que fomente valores hacia nuestros semejantes, y por extensión hacia la naturaleza:
“La gota de agua”
Había una vez una jarra de agua fresca y cristalina, en la que todas las gotas de agua se sentían orgullosas de ser tan transparentes, y día tras día se felicitaban unas a otras por su limpieza y belleza.
Hasta que un día, una de aquellas gotas decidió que se aburría de su limpia existencia, y que quería probar a ser una gota sucia. Las demás trataron de desanimarla, pero ella insistió. Sin apenas darse cuenta, en cuanto la gota se volvió sucia ensució a todas las gotas de su alrededor, que a su vez hicieron lo mismo con sus vecinas, y en un instante, todo el agua en la jarra se ensució.
Las gotas trataron de limpiarse, sin éxito. Hicieron de todo, pero era imposible terminar de sacudirse la suciedad. Finalmente, mucho tiempo después, la jarra acabó en una fuente, y sólo cuando volvió a entrar mucha agua limpia, las gotas recuperaron su transparencia y belleza iniciales. Ahora todas saben que si quieren ser unas gotas limpias, todas y cada una deben serlo siempre, aunque les cueste, porque arreglar lo malo de una sola gota cuesta muchísimo trabajo
Lo mismo pasa con todos nuestros amigos, si queremos ser una jarra de agua limpia, todos tendremos que ser gotas limpias, y además no debemos ser las gotas sucias que lo estropean todo. Y tú, ¿qué eres? ¿una gota limpia?