Robledal del Monte Hijedo, Burgos

La jornada otoñal de hoy la hemos disfrutado bajo un fantástico sol en el Monte Hijedo. Se trata de un monte de bosque Atlántico caducifolio de utilidad pública para el disfrute de todos los que deseen pasear por sus apacibles sendas y caminos. Los pueblos que gestionan este bosque consiguen de él madera, avellanas castañas nueces y un sinfín de preciosas setas.

Barbara, la guía que nos acompaña durante el trayecto, nos cuenta las maravillas de este robledal de roble albar con numerosas hayas y acebos, salpicados de bonitos tejos (árboles sagrados de los cántabros, los cuales llevaban en el cinturón una rama de este venenoso árbol para que en caso de ser apresados se quitaran la vida. Además, la gran humedad existente y el aire limpio, propicia una gran cantidad de musgos y helechos. Entre la fauna encontramos el corzo, protegidos actualmente, debido a que los venados, no propios de la zona, les están desplazando. También hay gran cantidad de zorros y jabalíes.

Por el camino encontramos la cabaña del Monte Hijedo. Una espectacular construcción realizada por el monje Fernández Navamuel, que construyó su vivienda en el siglo XVIII.

La madera muerta crea un auténtico ecosistema de hongos, termitas, musgos y demás seres vivos aprovechándose de los arboles caídos. ¡Increíble!

La ruta discurre continuamente por el bosque, salvo algunos momentos en los que salimos a algún mirador.

¡Todo un espectáculo de colores y biodiversidad!

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