Himalaya, día 5: Camino a Nimaling – chimeneas, contrastes y un glaciar sobre la cabeza

La jornada comenzó como siempre: desayuno caliente, mochilas listas y el aire fresco de la mañana que nos acompaña al primer paso. Hoy caminamos con la idea de acercarnos a Nimaling, la antesala del paso más alto de nuestro recorrido: Kongmaru La.

Antes de salir, nos despedimos con cariño de la familia que nos ha acogido con una generosidad enorme. Compartimos risas, agradecimientos, algún intento de conversación con gestos y, como recuerdo, nos hicimos una foto juntos frente a su casa. Nos vamos con el corazón lleno y la sensación de haber formado parte, aunque fuera por poco tiempo, de algo especial.

Nada más salir, vemos a los vecinos trabajando en los canales de agua que abastecen a los pueblos. Con herramientas simples y mucho esfuerzo, van modelando la tierra para redirigir el caudal. Un recordatorio de que en estas tierras cada gota cuenta.

La primera parte del día es una subida suave, que nos permite caminar a buen ritmo por la margen derecha del río. El paisaje es sobrecogedor: chimeneas de hadas por todas partes, como si la montaña hubiera decidido jugar a esculpir torres imposibles. Paramos a hacer fotos, pero ninguna imagen hace justicia a lo que vemos. El verde brillante de estas montañas contrasta con la aridez del valle del que venimos. Aquí las precipitaciones son mayores, y eso se nota en cada rincón.

Al mediodía llegamos al campamento bajo de Nimaling, donde hacemos una pequeña pausa antes de seguir. A partir de aquí, la subida se pone más exigente, el aire se hace más fino y las vistas más impresionantes.

En un momento del camino, alcanzamos una pequeña laguna donde una figura solitaria sobresale en el centro. Nos sentamos a comer allí mismo, con el pico Kang Yisay asomando al fondo. Es uno de esos lugares que te hacen callar sin que nadie lo pida.

Desde este punto ya podemos ver el Kongmaru La, nuestro objetivo de mañana. Imponente, desafiante y absolutamente espectacular.

Llegamos finalmente al campamento de Nimaling, un conjunto de tiendas de campaña en un recinto algo más expuesto. Vamos a dormir casi a 5000 metros. La noche promete ser fría, así que sacamos todas las capas posibles.

Antes de dormir, salimos a dar un pequeño paseo por los alrededores. ¿Alguien se puede «perder» en este espectaacular paisaje? Sobre nosotros, en lo alto, asoma el glaciar del Kang Yisay. Silencio total, aire que corta, y la sensación de estar en un lugar donde el tiempo tiene otro ritmo.

Notas mentales:

  • Los canales de agua muestran cómo el ser humano adapta el paisaje sin romperlo; es ingeniería a escala humana.
  • Las chimeneas de hadas son testigos de millones de años de erosión: respetarlas, no trepar ni mover piedras.
  • Nimaling es zona de pastoreo estacional: dejar el entorno limpio es una forma de respeto a quienes viven aquí.
  • El glaciar del Kang Yisay es una joya frágil en retroceso: observarlo es un privilegio y también una llamada de atención.

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