Con la llegada del invierno, marcado oficialmente el 21 de diciembre, retomamos la tradición de llevar el Belén a las Cumbres. Esta actividad, que combina el respeto por nuestras costumbres con el disfrute del medio natural, nos ofrece una oportunidad de conectar con la montaña en una época del año cargada de simbolismo.
En esta ocasión nos acercamos a la Bola del Mundo, cuyo nombre oficial es Alto de las Guarramillas, situada en la Sierra de Guadarrama, parte del Sistema Central de la península ibérica. Se encuentra en la Comunidad de Madrid, cerca del límite con la provincia de Segovia, en España. Con una altitud de 2.257 metros, es la cumbre más occidental del cordal montañoso conocido como Cuerda Larga. Este pico es fácilmente reconocible por las grandes antenas de telecomunicaciones instaladas en su cima, que han contribuido a su popular apodo
A primera hora de la mañana, nos reunimos en el aparcamiento del Puerto de Cotos, punto de partida para innumerables rutas por la sierra. El frío invernal se siente en el ambiente, pero el entusiasmo por llevar el belén hasta las alturas, celebrando el compañerismo y el espíritu navideño, se impone al gélido clima.










La subida transcurre por una senda que serpentea en medio de un frondoso pinar. Nuestro guía realiza varias paradas estratégicas para compartir datos interesantes sobre la flora y fauna de la sierra y sobre todas las cimas que tenemos alrededor.

Disfrutamos de las vistas únicas que nos ofrece la Sierra de Guadarrama. A media subida, contemplamos Siete Picos, cuya forma ha inspirado la reciente denominación de “Sierra del Dragón”. También divisamos el Pico de Montón de Trigo, cuya silueta cónica se eleva como un guardián del paisaje.


Mientras avanzamos hacia la cumbre, dejamos a nuestras espaldas el majestuoso Pico de Peñalara, el punto más alto de la Sierra de Guadarrama, con sus imponentes 2.428 metros de altitud. Nos encontramos en una zona de repoblación de pinos, un claro ejemplo de cómo la naturaleza y la intervención humana pueden trabajar juntas para restaurar el equilibrio del entorno.

Nuestro objetivo final, la Bola del Mundo, destaca en la distancia con sus emblemáticas antenas, que parecen invitarnos a continuar la subida. Este lugar, cuyo apodo proviene de la forma esférica de los edificios de telecomunicaciones, es el punto elegido para situar el belén este año. La emoción crece mientras nos acercamos.

En el camino nos encontramos con colémbolos, diminutos invertebrados que juegan un papel esencial en la descomposición de la materia orgánica. Su presencia, aunque sutil, nos recuerda que cada elemento del ecosistema contribuye al equilibrio del entorno.







¡Cima conquistada y tradición cumplida! No solo hemos alcanzado nuestro objetivo, sino que hemos llevado el espíritu navideño hasta lo más alto, colocando el Belén en la cumbre.

Este momento es un símbolo de unión, esfuerzo y celebración, recordándonos que cada paso que nos trajo hasta aquí tiene un significado especial. Desde esta altura, con el Belén como testigo, celebramos no solo el logro, sino también la magia de compartir juntos esta experiencia única. ¡Felicidades, equipo!

Para completar nuestro recorrido, optamos por la pista que desciende desde la Bola del Mundo hasta el Puerto de Guadarrama. Este tramo, de menor dificultad técnica, nos permitió disfrutar con calma del paisaje y reflexionar sobre la experiencia vivida.

Sin embargo, la tranquilidad del camino se vio interrumpida por un pequeño incidente: una caída inesperada que requirió la intervención de las asistencias sanitarias. Afortunadamente, después de pasar por el hospital, parece que todo quedó en un susto, y el espíritu de compañerismo brilló con gestos de cariño hacia nuestra “valiente del día”. Un beso enorme para ella. 😘
Estos momentos, aunque inesperados, nos recuerdan que cada vivencia en la montaña, incluso los percances, forma parte de la aventura y fortalece los lazos entre quienes la comparten.
¡Nos vemos en la montaña un año más!
¡Felices días!