Pues si ha hecho un poco de frío sí, mientras amanece en las frías alturas de los Andes. Uno de nosotros, siguiendo el consejo de un “experto” en supervivencia que aseguraba que la mejor manera de dormir en un saco de dormir era en calzoncillos, decidió probar la teoría. Así que, mientras los demás se arropaban con varias capas de ropa, él se metió al saco con la mínima vestimenta, confiado en su elección. ¡Y sin calcetines! Se levantó literalmente congelado, temblando de pies a cabeza, mientras el “experto” que le dio el consejo, por supuesto, había dormido vestido como un bendito y pasó una noche de lo más cómoda.

Las carcajadas resonaron por todo el campamento, y el pobre compañero no ha tenido más remedio que reconocer que, quizás, no siempre es buena idea seguir los consejos al pie de la letra.
Como de costumbre, dormir dentro de una tienda de campaña no es lo mio. El espacio cerrado agobia y, por más que intentas relajarte, no logras conciliar el sueño. Paso la noche dando vueltas, mientras el frio y los sonidos de la naturaleza te mantienen despierto, deseando que llegue la mañana para poder salir al aire libre y escapar de esa sensación de encierro que no me deja descansar. ¡Paciencia!



Los muleros, como cada mañana, van temprano a buscar a las mulas.
Despues del espléndido desayuno, nos acercarnos rápidamente a la Laguna de Mitucocha a 4200 metros sobre el nivel del mar, debajo de un glaciar.






¿La Comunidad del Anillo?
Durante este pequeño paseo, nos encontramos mucha fauna y flora alrededor de la laguna. En particular un simpatico roedor llamado vizcacha de la sierra, que habita en Sudamérica.

Después de visitar la laguna, retornamos al campamento inicial para comenzar el ascenso por la siguiente ruta. Antes de partir, nos aseguramos de aplicar abundante bloqueador solar, ya que a esta altitud el sol es especialmente intenso y puede quemar con facilidad.





El trayecto nos llevó al Paso Punta Carhuac, situado a 4650 metros sobre el nivel del mar. Desde allí, las vistas del macizo eran impresionantes; pudimos contemplar en todo su esplendor los picos Jirishanca (6094 m), Yerupajá Chico (6089 m), Yerupajá Grande (6635 m) y el majestuoso Siulá Grande (6344 m).

¿Sabeis que es esta fruta? Estaba deliciosa.




Tras disfrutar de este panorama, iniciamos el descenso hacia el Campamento de Carhuacocha, ubicado a orillas de la laguna del mismo nombre. La ruta de hoy resultó ser bastante sencilla, lo que nos permitió llegar al campamento mucho más temprano de lo esperado.




Desde este punto, pudimos admirar nuevamente los picos que habíamos visto desde el paso, pero ahora desde una perspectiva diferente, lo que nos ofreció una nueva apreciación del paisaje.


Sin embargo, la tarde se hizo especialmente pesada, ya que no teníamos actividades planificadas y el tiempo transcurrió lentamente sin nada que hacer. ¡Algunos aprovechamos para lavar ropa!

Rut nos comenta que el Yerupajá Grande es la segunda montaña más alta de Perú, alcanzando una impresionante altura de 6635 metros sobre el nivel del mar. Es conocida por ser una de las cumbres más difíciles de escalar en los Andes debido a su terreno extremadamente técnico y empinado. Apodada «El Carnicero» por algunos escaladores debido a su naturaleza traicionera, presenta desafíos tanto en la subida como en el descenso. Fue escalada por primera vez en 1950 por un equipo de montañistas estadounidenses liderados por Jim Maxwell. Su afilada arista y el hielo inestable hacen que solo los alpinistas más experimentados se atrevan a enfrentarla, consolidando su reputación como una de las cumbres más formidables y respetadas de Sudamérica. ¿Por donde la ascenderías?
También nos habla nuevamente del Siulá Grande, una de las historias más extraordinarias y conmovedoras del montañismo. En 1985, los alpinistas británicos Joe Simpson y Simon Yates intentaron escalar la peligrosa cara oeste de este gigante. Tras alcanzar la cumbre, durante el descenso, Simpson sufrió una grave caída que le rompió una pierna. Yates intentó descender a Simpson con una cuerda, pero en un momento crítico, con Simpson colgando sobre un abismo y sin visibilidad ni opciones, Yates tomó la difícil decisión de cortar la cuerda para salvar su propia vida. Sorprendentemente, Simpson sobrevivió la caída y, con una increíble determinación, logró arrastrarse durante varios días hasta llegar al campamento base, donde Yates, creyéndolo muerto, ya lo había dado por perdido. Esta dramática historia fue inmortalizada en el libro y documental «Touching the Void».

Cuando el sol se oculta en las alturas de la Cordillera Huayhuash, las temperaturas descienden drásticamente, haciendo que el frío se vuelva intenso y penetrante. A pesar del calor que sentimos durante el día, especialmente bajo la exposición directa del sol, las noches y las primeras horas del amanecer son gélidas (en muchos casos bajo cero).
Bajo los impresionantes glaciares, la falta de radiación solar y la altitud extrema combinan para crear un ambiente donde el frío cala hasta los huesos, haciendo imprescindible contar con el equipo adecuado para mantenerse abrigado y protegido en estas condiciones adversas.
Vamos a ver si esta noche conseguimos dormir…