Un día más amanece en la aldea de BUBAL. Una aldea poblada por irreductibles profesores y monitores resiste, todavía y como siempre, al invasor. Una aldea habitada por alegres docentes, que a veces se llevan bien y a veces mal, pero que se defienden del Imperio de los alumnos, gracias a una poción mágica: la paciencia.


Como todos los días, delante de la entrañable chimenea, degustamos un agradable desayuno. La noche ha sido perfecta. Hemos descansado bien y nos levantamos con ganas de saber que nos tienen preparado para este día.
¡Tajos!. Pereo en esta ocasión se trata de un trabajo vecinal, como antiguamente se juntaban todos los vecinos del pueblo para realizar un trabajo común.

























A media mañana tenemos una visita muy especial. Asisten a vernos antiguas y antiguos moradores del pueblo. Conocemos a Orosia, que nos habla de la familia, Rupertio, esperto contrabandista entre España y Francia que ayudó a muchos de sus vecinos, Agapito, ganadero experimentado y Amparo, la antigua profesora que mantenía a raya a todos sus estudiantes. Nos cuentan sus recuerdos y nos invitan a que hayamos unos resumenes para que no se pierdan en el olvido. Y todo ello en el increible Museo Etnográfico de Bubal. ¡No os lo podeis perder!
Y es lo que parece decir una extranjera que aperece de repente y viene de tierras lejanas.
























¿Sois capaces de saberos la Regla de múltiplicar utilizando sólo las manos? Antes sabian

7 – 0 se pasa por debajo de la mesa ¿Quién fué el ganador?


Por la tarde, después de otra horita de móvil, hacemos la gran Yinkana. Cinco pruebas muy especiales diseñadas por los monitores y dirigidas por cinco voluntarios.



















Y entre prueba y prueba ¡A bailar!

Por supuesto hubo entrega de premios.

¿Pasan hambre nuestros alumnos?
Para finalizar la tarde continuamos nuestro proyecto de etnobotánica «Buscando nuestras raices». Despues de la investigación de ayer continuamos haciendo la ficha de cada planta con sus diferentes usos. ¿Sabeis que existen plantas venenosas capaces de curar enfermedades? Curioso.






Y por la noche, la busqueda de la zapatilla perdida, con las almas perdidas del pueblo deambulando a nuestro alrededor.

¡Qué gritos!