Y amanece un nuevo día en esta maravillosa tierra del sur de Marruecos. Como se nota que he dormido ¿eh? Pues no demasiado. Pero el cansancio acumulado ha hecho que haya tenido una especie de duermevela, inquieto por las aventuras que estamos pasando pero frecuentemente interrumpido por los cascos de las mulas, el ruido del agua, el viento y la lluvia. Menos mal que esta noche dormimos en cama… ¡Qué ganas!
Hoy nada más ponernos en marcha el paisaje es espectacular. El amanecer nos ofrece unas estampas increibles.






Nos espera un días de constantes subidas y bajadas. Comenzamos por una zona de una gran belleza geológica, “Los penitentes de Oulilimit”. Se trata de un conjunto de formaciones rocosas que la erosión producida por el viento y el agua durante millones de años han transformado en un paisaje muy singular. De madrugada ofrecen una paleta de colores que varía desde tonos tierra y dorados hasta ocres y rojizos, dependiendo de la luz y las condiciones climáticas. Las texturas rugosas y las formas escultóricas de las rocas contribuyen a su aspecto dramático y visualmente atractivo. El paisaje nos recuerda a nuestras queridas Bárcenas reales de Navarra.





Mohamed nos lleva a una zona recóndita de esto paraje donde nos pegamos un pequeño baño de buena mañana, una cascada en el rio Oulilimit. ¡El agua está congelada!



Continuando camino por la orilla del rio, Mohamed nos propone comprar un par de cabritos a los nómadas de esta zona. Nos lo cocinarán mañana al estilo bereber. Por supuesto aceptamos. ¡Que contentos se ponen los muleros!
El regateo lo realizarán los muleros, para conseguir un precio lo más ajustado posible. Y por que no entendemos ni papa de su lengua. El precio de salida nos comenta son 180€. No esta mal…

Negociando con los nómadas. Este le pareció muy caro…
El sur de Marruecos y más concretamente la provincia de Ouarzazate, alberga una de las mayores poblaciones de pastores nómadas de toda África. La rigurosidad del clima y el relieve accidentado condicionan el modo de vida de los pueblos transhumantes. Así, durante el otoño y la primavera, estas poblaciones recorren con sus rebaños las llanuras semidesérticas situadas al sur del Alto Atlas, el macizo del Saghro. A medida que disminuyen las precipitaciones, también lo hace la cantidad de pasto disponible. Los pastores deben entonces ponerse en marcha en busca de los prados de alta montaña. Durante los meses de la transhumancia, pueden ocupar dos tipos de viviendas las Ifri o viviendas trogloditas construidas en cuevas, situadas principalmente en la media montaña y en la llanura. La entrada está orientada al este para aprovechar los primeros rayos de sol y para resguardarse de los vientos dominantes. Otras viviendas son las Izri, construidas piedra sobre piedra que cobijan tanto a las familias como a los rebaños que cuidan. El tejado esta formado por postes de madera de sabina cubiertas de tierra. ¡Vaya vida!







Desde aquí llegamos a los prados de alta montaña de Aflafal (2296 metros), con su nacimiento del río Aflafal. La verdad es que ir caminando con el sonido del agua al lado parece que hace más llevadero caminar por este desértico paraje.








Una cascada preciosa que surge de las profundidades de la tierra. Aquí cogemos el agua más fresca que podemos encontrar en toda la travesía. Que bien nos sienta poder meter los pies en el agua. Nos comentan que esta zona es donde nace el río M Goun, que seguiremos hasta prácticamente finalizar nuestro trekking.




Después de descansar un rato, pasamos por Tigrement ait ahmed, una pequeña fortificación en estado de ruina que marca la cabecera del nuevo valle.

Al lado de la fortaleza, en el pueblo, comemos en un pequeño restaurante, como no podía ser de otra manera, sentados en el suelo. La verdad es que es un tema no tratado lo suficiente, pero alguien debería hacerles ver la utilidad de una mesa y de unas sillas, sobre todo para gente tan alta como nosotros. El menú incluye ensalada picada finamente y arroz, pero con un pan reciente que se nos deshace en la boca.




A partir de aquí vamos atravesando mayor número de pueblos. La presencia del agua permite la agricultura y por lo tanto un mayor desarrollo en este valle.












Celia, nuestra enfermera burgalesa, tuvo que ejercer en varias ocasiones su profesión, ya que nos encontramos con una mujer mayor que se había cortado un dedo con una hoz, quemaduras debidas al Sol, problemas estomacales y un largo etcétera. Es un problema muy grave para estas gentes tan aisladas donde los médicos brillan por su ausencia.
En una de las poblaciones por las que pasamos una pequeña niña nos pide un bolígrafo para la escuela.
– ¿Stylo? ¿Stylo? Sil vous plait.
Sin pensarlo, la ofrezco un bonito bolígrafo de tres colores que llevo siempre conmigo, explicándole su funcionamiento. Es posible que pueda utilizarlo en para estudiar en invierno, cuando le sea imposible acudir al colegio debido a las nevadas de esta zona. Al momento viene su padre, el cual nos agradece el presente, entrando ambos en el interior de la vivienda con una luminosa sonrisa.
Según nos cuenta Mohamed los niños marroquí deben permanecer en el colegio hasta los 16 años, aunque muchos de ellos lo abandonan para ayudar a sus padres en el trabajo diario. Los nómadas no están obligados a llevar a sus hijos a la escuela.

Nos alojamos en un albergue mas confortable que el del primer día y enclavado en una bella aldea recorremos tranquilamente antes de la cena.

¡Incluso algunos se atreven a una pachanga de futbol!


Hoy va a ser un día más relajado. Tenemos tiempo para pasear por el pueblo, tomar el té, ducharnos adecuadamente, ver la lluvia de una pequeña tormenta caer sin preocuparnos…

Y si, ¡Cenar en una mesa con sillas!


¡Carne con patatas fritas! ¿Qué habrá pasado con nuestros cabritos?

Y no podía faltar, dormir en una cama, o algo que se le parece….

¡Buenas noches!