Pues como el día anterior no he dormido prácticamente nada, no. Pero no importa. Hoy subimos al Ighil M’Goun, una cima que se eleva hasta los 4.071 metros sobre el nivel del mar. Es el cuarto pico más alto de la cordillera del Atlas (Después de Toubkal, Timzguida y Ouenkrim). Nos espera una cima realmente espectacular.





Nos levantamos a las 4:30. Es noche cerrada por lo que debemos llevar los frontales en todo momento. Todavía con las legañas en los ojos vamos a la haima a desayunar. Definitivamente el pan ha dejado su consistencia para convertirse en una masa indefinida. Pero el día será duro, por lo que debemos alimentarnos adecuadamente.

Después de desayunar, lavarnos los dientes y dejar listos los petates que se llevarán las mulas, comenzamos la ascensión. Es una subida bastante larga pero muy sencilla, sin ningún paso técnico.

La subida principal la realizamos de noche, ascendiendo 1300 metros en aproximadamente 6,5 kilómetros, llegando a los 3986 de altitud. ¡Duro!

A mitad de subida, todavía noche cerrada, Mohamed y otro de los muleros hacen una parada técnica. Se retiran unos metros y comienzan a rezar. Aquí no hay llamada a la oración, pero los primeros rayos de luz por el horizonte es un perfecto indicador.

Poco antes de llegar a la cresta se pasa por una zona complicada: una estrecha vereda con fuerte pendiente a la izquierda. ¡Estamos a muy poco de los 4000!










Una vez superado este trecho, nos queda el tramo mas “disfrutón”, recorriendo la larga cresta que conduce a la cima. La cara norte de la montaña alberga barrancos excavados durante la última edad de hielo, lo que la convierte en una curiosidad natural única. ¡La bajada que nos espera es espectacular!









Estamos en el macizo del M´Gou. Cubre aproximadamente la séptima parte del territorio de Marruecos. Al norte están las montañas del Rif y de este a oeste se disponen paralelamente el Medio Atlas, el Alto Atlas y el Anti-Atlas.
En el Alto Atlas, con sus 700 kilómetros de longitud encontramos 400 cimas de más de 3000 m y 10 de más de 4000 m. Es aquí donde se localiza el M´Goun que con sus 4071 m de altura es la segunda montaña más alta de Marruecos detrás del Toubkal (4167 m). M´Goun proviene de AmGoun, 13er hijo de Dada Atta, ancestro bereber de la tribu Ait Atta originaria del macizo del Saghro.



¡4000 metros de altitud!
Sin duda una ascensión sin igual. Tanto por la huella de los paisajes como por el encuentro con nuestros amigos de Burgos, que quedará grabada para siempre en nuestra memoria. ¡4071 metros! ¡Reto conseguido!







Después de los besos y abrazos, un sinfín de fotografías para la familia e hidratarnos adecuadamente, comenzamos el descenso. Los primeros kilómetros de bajada son a través de una gran pedrera. Al principio bastante empinada pero que rápidamente pierde inclinación. Bajamos con mucha precaución debido a la gran cantidad de piedras sueltas que hay en la bajada. ¡Pero que demonios! De repente, pidiendo permiso a Mohamed, me lanzo a toda velocidad deslizándome por la fuerte pendiente. Es mucho más rápido y lo más importante, más divertido. ¿Dónde va este loco?
Así, desciendo en línea de máxima pendiente, avanzando a grandes grandes zancadas, deslizándome sobre las fina rocas, clavando los talones cuando tengo que parar… Cuando miro para atrás, el grupo ha perdido el miedo y comienza una bajada desenfrenada por seguirme. ¡Genial!
Muy divertida para los que nos gusta lanzarnos en este tipo de descensos.
A mitad de bajada hacemos una parada técnica, para reponer fuerzas. Hoy, como las mulas no han venido haciendo nuestro recorrido, hemos tenido que transportar nosotros la comida.


Después de comer, para no perder la tradición, tenemos el momento «siesta». Aunque algunos lo dediquemos a la lectura o a la pintura. Por cierto, creo que soy el único que se quedo sin retrato. Martín es un increíble retratista… Lástima.



Una vez «descansados» en este magnifico pedregal, continuamos camino hacia nuestro campamento. El terreno va perdiendo desnivel progresivamente hasta llegar a la llanura de un gigantesco valle, por el que en tiempos inmemoriales circulaba un rio seco.








Por el camino nos encontramos multitud de niños y niñas, vendiendo o pidiéndonos multitud de cosas. Estos chavales y chavalas pertenecen a comunidades que practican un estilo de vida pastoral y nómada en las montañas del Alto Atlas de Marruecos. Se dedican principalmente a la ganadería, como la cría de ovejas, cabras y ocasionalmente otros animales, y siguen un patrón de movimiento estacional en busca de pastos frescos y agua para su ganado. No tienen una residencia fija y se desplazan según las estaciones y las necesidades de su ganado.



La vida nómada en el Alto Atlas está profundamente arraigada en la relación con la naturaleza y el entorno. Los nómadas tienen un profundo conocimiento de la tierra, las plantas y los patrones climáticos, lo que les permite tomar decisiones informadas sobre su movimiento. Estos nómadas representan una forma de vida tradicional que ha existido durante siglos en la región montañosa de Marruecos. Aunque la vida nómada puede estar en evolución debido a los cambios en el entorno y la sociedad, todavía desempeñan un papel importante en la diversidad cultural y la herencia de Marruecos.

Según vamos llegando al final de la ruta, vienen a buscarnos tres mulas para que los niños que quieran puedan hacer el último tramo montados en ellas. ¡Están en todo estos muleros!




El campamento lo han montado al final del valle, a la orilla de donde existe una surgencia en la tierra naciendo un nuevo río. El lugar es idílico. No en vano enfrente de nosotros tenemos otra expedición que también ha subido al M Goun. Después de un intenso día nos damos nuestro primer baño. También lavamos la ropa para tener para las jornadas posteriores.




De repente, unos nubarrones se sitúan encima de nosotros descargando una tormenta que dura unas pocas horas. Todo lo que habíamos lavado y tendido tenemos que recogerlo e irá mojado mañana. Ya es casualidad. Estas tormentas de verano parece que son muy comunes en el Alto Atlas.

Buscando cobertura
No pasa nada. Nos resguardamos en la haima donde damos cuanta de del delicioso té que nos ofrecen los muleros, visionamos las magnificas fotos realizadas, cenamos abundantemente y nos vamos a dormir después de un día muy completo.
¿Conseguiremos dormir? Buf. Sonido de mulas, corriente del rio, lluvia y viento… Será complicado.
Buenas noches