Trekking por el Atlas, Marruecos (ii): TIZIN ROUGOLT a TERKEDITT

Una jornada muy montañera. Seguimos con nuestra aproximación al Macizo del M Goun. El camino nos situará en la otra vertiente desde donde tendremos unas bellas vistas sobre el Valle de Tassaout.

La «ventaja» de no dormir durante toda la noche es que te da tiempo a pensar. Principalmente, en lo afortunados que hemos sido al nacer en el «primer mundo», un mundo en el que disponemos de un buen colchón donde dormir toda la noche de un tirón, con agua corriente simplemente abriendo un grifo con la posibilidad de darse una buena ducha todos los días, con luz a un simple clic de interruptor, transporte y multitud de otras comodidades de las que sólo somos conscientes cuando nos faltan…

Y algo que no tenemos en las ciudades del primer mundo. ¡Escorpiones! Nos dicen que no son venenosos, pero un picotazo de este precioso animal tiene que ser doloroso. Mejor no probarlo.

Si por algo me es imposible dormir por las noches en esas pequeñas y endebles tiendas. ¡Buf!

Y en estas amanece…

Todos comienzan a salir de sus tiendas y a desperezarse. Un va a ser un día de transición para aproximarnos al M Goun. Transición entre comillas, por que nos vamos a chupar más de 20 kilómetros con más de 1000 metros de desnivel.

Después de lavarnos las legañas en el pequeño caño y coger agua para la travesía, nos vamos a la haima que hace de improvisada cocina para dar cuenta del suculento desayuno. Llamarme finolis, pero el pan del desayuno ya no está como el primer día. Y por supuesto, si que hemos potabilizado todo el agua que llevamos con nosotros.

Cuando salimos de desayunar, los muleros ya han desarmado todas las tiendas y están a punto de cargar las mulas. La eficacia de estos hombres es indiscutible ¡Vaya profesionalidad! Ni lavarnos los dientes nos dejan. La verdad es que las mulas hoy tienen un trayecto duro, con pasos bastante complicados.

No teníamos foto de grupo…

Salimos del campamento y rápidamente vamos ganado altura dejando abajo el valle. Aquí la vegetación prácticamente ha desaparecido, unos pequeños setos bajos nada más, y los más curiosos se dedican a buscar fósiles y rosas del desierto.

Sobre los 3000 metros comenzamos una subida muy fuerte para acceder al collado de Rougolt (3195 m). Este es un punto delicado para las mulas, lo tienen que hacer despacio, de una en una y ayudadas por los muleros. Es todo un espectáculo donde tenemos reservada primera fila.

A partir de aquí descendemos hasta la llanura de Terkeditt. Por el camino nos vamos encontrando varios mujeres nómadas en búsqueda de agua, lugareños con mulas que van al pueblo más cercano o niños pidiéndonos bolígrafos, medicinas o algunos algo para comer.

El paisaje nos recuerda a nuestras queridas Urdes, en la montaña palentina.

Antes de llegar a esta impresionante explanada es hora de comer. Hoy tenemos una deliciosa ensalada de pasta con cebolla, pimiento, tomate, lechuga y maíz finamente picadas junto con unas buenísimas olivas. Todo ello acompañado de unas sabrosas sardinas. Este Yousef es una joya.

Las mulas también comen a nuestro lado

Por supuesto no puede faltar una buena siesta ¡Prisa mata!

Una vez repuestos, continuamos la marcha hasta el final de la llanura donde montaremos el campamento cerca del refugio.

Se está formando tormenta que no descarga hasta llegados al refugio. Menos mal. Hemos librado de una buena. Esta lluvia viene bien para bajar un poco las temperaturas que estamos sufriendo y para que no se levante tanto polvo durante las rutas.

Según vamos llegando al refugio podemos contemplar por fin el M Goun. Simplemente espectacular sus más de 4000 metros.

Aunque en nuestro caso, una fuerte ráfaga de viento hace que toda la tienda se llene de este molesto elemento. En fin…

El refugio es una construcción sencilla pero que cuenta con baños y duchas de agua caliente, todo un lujo teniendo en cuenta donde estamos. Estas duchas se pueden utilizar pagando una pequeña cantidad. Cuando nos vamos a duchar notamos que no hay suficiente presión para las dos duchas existentes, por lo que debemos ducharnos de uno en uno. Inconvenientes de la vida en la montaña.

Como la tormenta sigue presente, después de lavarnos adecuadamente y hacer nuestras necesidades en unas letrinas bastante sucias, donde debemos echar agua con un cubo para que se vayan las deposiciones, nos metemos en las haimas, para conversar con nuestros compañeros sobre el reto de mañana.

Para cenar volvemos a tener una exquisita sopa con ensalada finamente picada con espaguetis. Debemos reponer fuerzas para mañana e irnos pronto a dormir.

Por segundo día consecutivo no consigo conciliar el sueño en toda la noche. La sensación de agobio es menor y me voy acostumbrado a la tienda de campaña, pero la lluvia y el viento que sopla durante la noche hacen que no consiga dormir. Imagino que el cansancio también influya. Menos mal que la noche va a ser corta porque nos levantamos a las 4.30 para subir el gigantesco M Goul.

¿Habíais visto alguna vez un refugio con un cartel iluminado?

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