De nuestro corresponsal…
Francisco Rodríguez Nieto
Como os contábamos ayer, amanecimos en Tui, una ciudad con un casco histórico muy bonito y muy cuidado.
Pero antes de eso os voy a contar una de las cosas que más me ha gustado de la autocaravana: en los áreas de aparcamiento y aunque no lo creáis, ¡conoces a otra gente que va en autocarvana! Yo no soy muy aventurero, pero escuchando las historias de esta gente te entraban ganas de hacer como ellos. Otro día os lo cuento en detalle para no alargarme.
Visitando Tui nos encontramos unas calles en cuesta empedradas donde nos acompañaba un hilo musical que habían colocado por todo el centro, una banda sonora para turistas.
Nos acercamos hasta la catedral de estilo románico tardío y una portada gótica muy llamativa.
Después bajamos al convento de las clarisas donde nos quedamos con las ganas de probar sus famosos peces de almendra. Desde ahí llegamos hasta el mirador de la Estrella desde el que teníamos una vista de toda la ciudad.
Volvimos a la caravana para seguir rumbo a La Guardia el último pueblo en el lado español de la desembocadura del Miño, donde primero subimos al monte de Santa Tecla desde donde se veía todo el paisaje desde lo alto. Además aprendimos de los restos de un antiguo Castro por toda la colina, de un poblado con muralla y casas bastante extenso de siglo II A.C.
Cerramos el día en la playa, donde probamos también las aguas del Miño, casi tan frías como las del Atlantico.
Tras esto nos dirigimos hacia Portugal para la última etapa de nuestra aventura.
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