Diario de un caravanista novato… (vi)

Este día amanecimos en un aparcamiento de caravanas en Cangas de Morrazo. Nos tocó levantarnos a las 7 de la mañana. El madrugón merecía la pena, a las 8 y media salía nuestro Ferry con destino a las Islas Cíes donde íbamos a pasar el día. Antes de ir, solo conocía estas islas por su nombre. Pero esconden un paisaje natural que probablemente pueda rivalizar con los destinos más turísticos. En el Ferry viajamos con todas las recomendaciones COVID, a saber: mascarilla todo el tiempo, distancia de seguridad entre grupos y gel al entrar y salir. Paramos en el puerto de Vigo antes de llegar a la isla.

Ya desembarcados y tras aprovechar para hacer unas fotos en la playa desierta antes de que llegase gente, nos topamos con un cartel  que nos pedía cuidado con los residuos informando de los años que tardaba en descomponerse una bolsa, una lata etc. Y es que existe una gran concienciación en la isla por hacer lo posible para conservar el  medio ambiente. Esto nos lo contó un voluntario que estaba pasando sus vacaciones en el campamento Viva Cíes donde aparate de las actividades típicas como playa y senderismo, dedicaban todos los días un buen rato a mantener y limpiar diversas zonas. Por ejemplo ese día, estaban recogiendo basura en la playa principal.

De ahí arrancamos con nuestra ruta, llegando primero a una zona con un camping y un antiguo convento. Resulta que la isla llevaba ocupada mucho tiempo, existían restos arqueológicos de un Castro, una iglesia y conventos dominicos medievales, ¡Hasta los piratas han vivido aquí!

Seguimos hasta alcanzar el refugio de aves, donde sobre unas paredes escarpadas y acantilados, las gaviotas se van posando. Y por fin coronamos la isla en uno de sus puntos más altos, el Faro de Cíes, desde donde se podía ver toda la isla desde lo alto.

Volvimos a bajar para descansar en una playa paradisíaca, donde nos tostamos un poco.

Ya de vuelta en Cangas, nos dirigimos con nuestra caravana a descansar a Tui.